jueves, 1 de septiembre de 2011

La CNEA apuesta por la minería del uranio en Chubut y Mendoza




Desde el organismo explicaron que la explotación del uranio es “necesaria”, ya que Argentina actualmente debe importar este material para alimentar sus centrales nucleares. La decisión del Gobierno nacional de incentivar el desarrollo de la actividad podría tener un gran impacto en  Chubut y Mendoza, dos provincias con reservas certificadas. Breve historia de una actividad que aquí aportó mucho al desarrollo de la medicina y a la lucha contra las plagas agrícolas.

La jefa del Departamento Regional Patagónico de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), Nilda Marveggio, explicó a medios radiales chubutenses el impacto que tendría la decisión del Gobierno nacional, tras el acuerdo con una empresa canadiense, de incentivar el desarrollo de la energía nuclear prorrogando la vida útil de la central Embalse por 30 años más, además de la finalización de Atucha II y la construcción Atucha III para aliviar la dependencia del país de combustibles fósiles importados.

También confirmó que Chubut y Mendoza son las dos provincias con reservas certificadas de uranio, combustible básico para estas centrales, pese a que aún no se avanza con su explotación por la suspensión de la actividad dispuesta en 1997. Pero reconoció que desde 2006 y por decisión del ex presidente Néstor Kirchner, se reactivó el presupuesto para investigación y cuantificación de reservas de este mineral.

El propio ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, anunció hace tiempo que “en el corto plazo” la Argentina volvería a ser productora de uranio, mineral al que considera “estratégico para el país, que está llevando adelante integralmente su programa de desarrollo nuclear y necesita uranio producido en el país”.

Marveggio explicó que desde ese organismo “realizamos trabajos desde la década del 50. Hemos certificado reservas de uranio medidas en el orden de las 9.100 toneladas in situ”. Y agregó que “en este momento el país requiere 120 toneladas anuales de uranio para las dos centrales. Pero el consumo subirá porque entrará en funcionamiento Atucha II y está aprobada una cuarta central nuclear. Esto llevaría el consumo a 200 o 250 toneladas de uranio. Argentina importa este producto”.

Además, la geóloga aclaró que la decisión de suspender la exploración puede haber respondido “probablemente a razones políticas y económicas. Con el desarme de la Unión Soviética era más barato comprar el uranio. Ahora sale 124 dólares el kilo, y nosotros importamos 120 mil kilogramos”.

El uranio mendocino

El uranio en Mendoza fue descubierto en 1946. “Luego de la creación en 1950 de la CNEA  y conjuntamente con la Universidad Nacional de Cuyo, ambas instituciones comenzaron el desarrollo de la industria minera en el yacimiento Papagayos. Mendoza alentó, acompañó y contribuyó al desarrollo de la energía nuclear desde sus comienzos, incluso antes que la CNEA”, explica en un artículo científico Leo E. Lardone, Jefe Regional Cuyo de la CNEA.

Con el tiempo, la provincia pasó a tener, junto con Chubut, una de las mayores reservas uraníferas del país –Sierra Pintada-  y es la que ha acumulado la mayor producción hasta la actualidad.

Sin embargo, hace unos años existe oposición por parte de algunos sectores a reanudar la producción en el complejo minero fabril de Sierra Pintada. La ley 7722, que prohíbe el uso en minería de sustancias como el ácido sulfúrico -fundamental para el uranio-, coloca a Mendoza a contramano del Plan Estratégico Nacional Nuclear.

Cabe recordar que el uranio mendocino no solamente ha tenido aplicaciones energéticas. También “hubo un fuerte progreso en la utilización de técnicas y materiales nucleares para el diagnóstico y tratamiento de enfermedades oncológicas, en la lucha eficiente contra plagas del agro (como la mosca del mediterráneo) y en otros usos médicos e industriales”, afirma Lardone. Instituciones como la Fundación Escuela de Medicina Nuclear (FUESMEN) adquirieron un gran prestigio tanto nacional como internacional gracias al trabajo y esfuerzo de sus científicos.

El informe de Lardone detalla que “la producción en Sierra Pintada comenzó en 1975. Incluso Mendoza participó al crear la empresa Nuclear Mendoza Sociedad del Estado (NMSE) […] que ayudaba al objetivo de promover la transformación del esquema productivo de la provincia, en el sentido de incorporar otras actividades distintas a la agricultura”. Esta sociedad se disolvió en 2001 por decisión del gobierno mendocino.

Para Lardone, “la minería del uranio está encerrada en una aureola de misterio y temor a causa del desconocimiento generalizado, que produce una reacción adversa en la opinión pública. A su vez, está influida por organizaciones y grupos ecologistas de ideología y actitud claramente antinucleares. También hay que reconocer que la CNEA, en su condición de operador minero, no ha logrado a través de tantos años efectivizar una adecuada tarea de comunicación y divulgación para hacer conocer y esclarecer, con razones técnicas y científicas, la real situación de sus emprendimientos”.

El especialista de la CNEA explica que en Sierra Pintada los controles sobre el medio ambiente y la salud de los trabajadores comenzaron junto con el inicio de las actividades y se fueron intensificando y perfeccionando a medida que se acrecentaba la experiencia, “ajustándose siempre a la normativa vigente”, asegura.

“Es primordial indicar que desde comenzó la explotación no se ha detectado la menor alteración del medio ambiente fuera del área de trabajo del complejo minero fabril, y definitivamente tampoco hubo, ni siquiera puede sospecharse, consecuencia alguna en la salud de la población de San Rafael. El proyecto de reactivación incluye también la gestión definitiva de los residuos, tanto de los ya existentes como de los que generaría una nueva etapa de explotación. Fueron los profesionales de la Universidad Tecnológica Nacional quienes prepararon la evaluación de impacto ambiental correspondiente, con el asesoramiento de especialistas del país y el extranjero”, concluye.  

Trabajos exploratorios

La producción de uranio cesó a fines de los ‘90 porque por las condiciones nacionales e internacionales imperantes en ese entonces su importación era ventajosa. Sin embargo, la CNEA no abandonó sus trabajos exploratorios.

Marveggio admitió que en Chubut se realizan estas labores, así como en Santa Cruz, Río Negro, La Rioja y Salta. Reconoció que junto con la medición de las reservas de uranio se realiza también el de otros subproductos, igualmente importantes y utilizados por ejemplo para productos refrigerantes.

La jefa de la regional patagónica de la CNEA explicó además que “el uranio estuvo en explotación en los 70 en Cerro Cóndor y Los Adobes, que contribuyeron con 170 toneladas para Atucha I. Pero ahora vemos que sólo en dos sectores mineralizados hablamos de 9 mil toneladas en Chubut”.

Sobre la posibilidad de exportar uranio, dijo que “primero hay que abastecer el consumo nacional en todo caso. Todos los países declaran su producción y reservas encontradas en el último año. Brasil declaró 300 mil toneladas como reservas declaradas. Nosotros 16.900 en todo el país, que pertenecen a las declaradas por la CNEA”.

Fuente: Mass Mining

No hay comentarios:

Publicar un comentario