lunes, 16 de mayo de 2011

El cobre, bactericida por naturaleza

El cobre es un elemento antimicrobiano. En otras palabras, inactiva bacterias, hongos y virus. Está demostrado científicamente que bacterias de las más resistentes, no han sobrevivido a su contacto con el cobre.
“La literatura científica cita la eficacia del cobre para inactivar muchos tipos distintos de microbios, incluyendo a Actinomucor elegans, Aspergillus niger, Bacterium linens, Bacillus megaterium, Bacillus subtilis, Brevibacterium erythrogenes, Candida utilis, Candida albicans, Penicillium chrysogenum, Rhizopus niveus, Saccharomyces mandshuricus, Saccharomyces cerevisiae, Torulopsis utilis, Tubercle bacillus, Achromobacter fischeri, Photobacterium phosphoreum, Paramecium caudatum, Poliovirus, Proteus, Escherichia coli, Staphylococcus aureus, Streptococcus grupo D, y Pseudomonas aeruginosa.
Durante los últimos años, los estudios de eficacia antimicrobiana en distintas superficies de contacto han demostrado claramente que el cobre y ciertas aleaciones de cobre inactivan fácilmente varios de los tipos más potentes de microbios, incluyendo a Escherichia coli O157:H7, Listeria monocytogenes, Campylobacter jejuni (1), Salmonella enteriditis (1), Legionella pneumophilia, Enterobacter aureus, Staphylococcus aureus resistente a la Meticilina (MRSA) e Influenza A.
Los mecanismos antimicrobianos del cobre son complejos y ocurren en distintas formas, tanto dentro de las células como en los espacios intersticiales entre las células. Un factor crítico responsable de las propiedades antimicrobianas del cobre es la habilidad de este metal de aceptar o donar fácilmente sus electrones (es decir, el cobre tiene una alta oxidación catalítica y alto potencial de reducción). Esta propiedad química permite que los iones de cobre alteren las proteínas dentro de las células de los microbios para que las proteínas ya no puedan realizar sus funciones normales. Los científicos también han observado que el cobre es responsable de inhibir el transporte electrónico en las interacciones de la pared celular, ligando el ADN y desordenando las estructuras helicoidales. A través de estos mecanismos y otros, el cobre inactiva muchos tipos de bacterias, hongos y virus.
Bajo condiciones específicas, el cobre puede eliminar microbios o evitar su crecimiento adicional. Su eficacia y tasa de inactivación microbiana dependen de la temperatura, de la humedad, de la concentración de iones de cobre y del tipo de microorganismo con el cual está en contacto. Bajo condiciones óptimas, cuando han estado en contacto con el cobre, se han logrado tasas de sobreviva de 0% en algunos microbios.”
Por estos motivos, el cobre, está presente en diferentes actividades humanas que necesitan eliminar todo contacto microbial. Por ejemplo: en la agricultura, en los ambientes marinos, en la salud y en nuestro día a día en la pasta de dientes y medicamentos diversos. En el ámbito hospitalario, instalar cobre en las superficies de contacto, beneficia ampliamente la no reproducción de los microbios y virus en el ambiente, por lo que este mineral se convierte en un gran aliado de la salud fundamentalmente en lo que a enferemedades de la inmunidad se refiere.

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